Imagina tener un jardín terminado después de muchos cambios y el paso de todas las estaciones, volvemos al origen “Creando un nuevo mundo aparte“.
Estaremos sobre el segundo año de mi idea, momento que comienza lo que denominé “ciudad para pitufos”. Supongo que alguno ya imaginaréis a que me refiero. Pues si, aquellos caminos del jardín tenían una finalidad, crear un plan “B” por si todo salía mal, pero en vez de eso reconstruír el plan principal e integré ese nuevo plan.
“Las posibilidades casi siempre se convierten en opciones reales”.
Mi idea era muy sencilla crear una ciudad en miniatura entre las plantas. De nuevo, no contaba con conocimientos suficientes, pero me dió igual. Recogí todo el material que pude alrededor me mi casa: madera, metal, plástico… y comencé a colocarlo, creando pequeñas construcciones. Tenía pensado que mis playmobil se mudaran allí, pobres! En casa se aburrían mucho, yo pasaba las horas con las manos en la tierra y no jugando con ellos. La realidad es que hice lo que pude, ya que los mayores no me dejaban andar con muchas de las herramientas. Lo único con lo que contaba era mi camión grande de carga (a escala juguete) y una paleta vieja y rota de mi padre, que trabajaba de sol a sol.
Un canal muy creativo de Youtube: historias de juguetes playmobil.
Realizaba agujeros e insertaba en ellos cualquier objeto que simulase casas o edificios – un rolete de madera de leña podía ser un edificio, una lata de refresco pintada era una casa y los recortes de metal representaban los tejados. Una peripecia, sí señor!
Después de unos meses de recoger objetos y colocarlos en su sitio, comencé a darme cuenta de algo que ya comenté en el anterior post. Mi jardín no era recto, tenía caminos con curvas, cuando quería pasar de una zona a otra parecía aquello IKEA; tenía que saltar por encima de la “microcity“. A pesar de todo esto, estaba encantado con el jardín y mis juguetes tenían una ciudad a escala, me lo estaba pasando pipa con mis cochecitos por esas carreteras de tierra.
Foto de los hermanos Ferguson. Ellos han hecho un viaje en alta mar con su playmobil.
Si me hubiese dejado llevar y “los mayores” me hubiesen cedido más terreno para ampliar mi idea, “mi ciudad en minuatura” podría llegar a ocupar un piso de tamaño decente. El ingenio no tiene fronteras, por eso para trazar un plan “A” que se compenetre con un plan “B” que funcione, tienes que tener en cuenta muchos factores. Me confundí con los caminos proyectados, tenía que haber dejado algunas rectas para que mis dos planes funcionasen bien juntos (o por separado).
Comenzar algo es muy sencillo, en este caso el problema es tener que arreglarlo destrozando todo para empezar de nuevo. Un error muy común, no crees?
Al terminar, mi cabeza aún me pedía algo, no estaba conforme. Por este motivo decidí “añadir valor a mi idea”.